Bullying, lo que hay detrás de un estereotipo


Un término que escuchamos con mucha frecuencia hoy en día, un tema que abarca mucho más de lo que nos podemos imaginar. Hay un sinfín de tipos de acoso que se pueden sufrir y no solamente en la escuela, también en un entorno familiar se puede sufrir de bullying. ¿En qué consiste?

El bullying es cualquier forma de maltrato ya sea psicológico, verbal o físico que se presenta reiteradamente por un largo periodo de tiempo. Este fenómeno se presenta en el ambiente escolar principalmente y en su mayoría se enfoca al maltrato emocional. También se ha encontrado que la entrada a la adolescencia es un punto crítico para este tipo de abuso y que el porcentaje de víctimas es ligeramente mayor en las niñas.

Se caracteriza por intentar conseguir intimidar a la víctima, haciéndola sentir indefensa, expuesta tanto física como emocionalmente ante su agresor. Esto por supuesto deja una serie de secuelas psicológicas, el acosado se siente aterrorizado y no desea asistir a la escuela, en casos extremos puede llegar a un pensamiento de suicidio e incluso a la realización del mismo.


Lo único que se necesita para ser víctima de este tipo de acoso es ser diferente, cualquier cosa que salga de lo que el agresor considera normal, es motivo para el acoso. Ya sea sobresalir en las calificaciones, ser introvertido, tener gustos o apariencia distinta y muchos otros ejemplos más.

Los profesores Iñaki Piñuel y Zabala y Araceli Oñate describieron las 8 modalidades de acoso escolar y el porcentaje de incidencia de las mismas:

El bloqueo social, con una incidencia del 29.3%, consiste en aislar y marginar a la víctima. El hostigamiento con un 20.9%, va hacia el desprecio, ridiculización y burla. La manipulación, cuya incidencia es del 19.9%, se enfoca en distorsionar la imagen social de un niño y contagiar esto a los que lo rodean.


La coacción, con incidencia del 17.4%, obligando a la víctima a hacer algo contra su voluntad. La exclusión, con un 16%, bloquea a la víctima de cualquier participación social. La intimidación, 14.2% de niños que son amedrentados. Las agresiones físicas tienen un 13% de incidencia y las amenazas con un 9.1%, extorsionando al niño, amenazando su integridad física y la de su familia.


Para poder evitar estas conductas hay que entender de dónde vienen. Los agresores presentan una ausencia de empatía o distorsión cognitiva, se vuelven insensibles ante el sufrimiento ajeno. Su interpretación de la realidad los deslinda de la responsabilidad de sus actos. Los estudios demuestran que un 70% de los agresores presentan este perfil.

Finalmente esto viene de un entorno familiar permisivo. Un niño sin límites en casa posiblemente va a repetir sus hábitos en el entorno escolar, no va a respetar ni a empatizar tanto con profesores como con los compañeros. Por otro lado el agresor puede ser también una víctima en casa y trata de compensar el abuso siendo abusador en un entorno donde tiene más control.



Para la prevención de este tipo de acoso hay que considerar los factores individuales, familiares y socioculturales. El freno de estas conductas comienza en casa, con los padres. Posteriormente se trabaja con la población en riesgo y los que se vinculan con esta, como lo son los profesores. Al final se debe trabajar con la ayuda a los niños que sufren este acoso.

Hay mucha investigación y trabajo para poder frenar el bullying. Fundación En Movimiento trabaja específicamente sobre este tema, desde la prevención en casa hasta las legislaciones al respecto. Visita esta página para aprender más sobre esta fundación.




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